miércoles, febrero 21

La esencia de mi deseo

En cuanto a la posibilidad de ir de-construyendo al objeto que causa mi deseo, fragmentarlo en miradas, perfumes, texturas, sonidos y voces, vacíos y sabores... aparece una pregunta que a veces ha sido contestada en mi onírica pero nunca en mi vigilia...



¿Soy capaz de evocar al objeto y toda su causa de deseo, en su ausencia?

No solo su imagen, su recuerdo... si no aquel escenario en el que se le intuye desde su misma vida y dinamismo... una imagen, digamos - imago -, que pueda crear tensión en su movimiento paradójico... está y no está...

Es un fort-da que invita a construir un sendero de pasos tras los suyos, tras las huellas que plasma en su fugaz caminata por la arena de mi piel interna, ahí donde mi onírica vida despierta y juega...



¿Es acaso inevitable que ese sendero me lleve al origen de mi pre-lenguaje? es como si cada paso que diera en su búsqueda, es un paso que se desdobla en dos... un paso adelante es en sí, un paso hacia atrás... porque lo que busco es algo que ha quedado irremediablemente perdido... y tan solo quedaron rastros de ello en mi piel, en mi retina, en mi olfato, en mi oído y gusto... ¿tendré que cerrar los ojos de nuevo, para poder crear la ilusión de un (im)posibe re-encuentro...?

Recuerdo el aroma a cloro impregnado al cabello de una Ninfa... el perfume Lalique inundado a la unión de dos senos... un ojo y una ceja en una conjunción enigmática y felina... el movimiento ligero, simple y libre de lo femenino de un cuerpo brincando un charco para poder llegar a la acera... lo cálido de una dermis humedecida haciendo vacío alrededor de mi sexo... una voz de textura ocre y añeja siendo escuchada en el teléfono... un sabor a cacao y miel al acariciarse mi lengua con otra...


Fugacidades hechas de estelas... tan solo rastros, huellas... recuerdos que en mi lasciva necesidad de sustraerlos, he dado muerte a sus imaginarios orígenes; lugares, nombres, rostros, ideas y cuerpos de los que he secado su sustancia, dejándolos inertes y vacíos en su frialdad…



El objeto que causa mi deseo está hecho de lo que ha dejado tras de sí, estuvo, pero ya no está... y en su lugar ha dejado una sustancia que se le ha desprendido y de manera profusa y continua... cae... cae... cae...



Como en aquella dorada época, en la que la belleza acostumbraba dejar caer un pañuelo a su paso. Una simple tela que poseía las llaves a un paraíso en su textura, en su aroma, en su color; incluso en sus letras bordadas que perforaban ya al iluso fetichista que osaba recogerlo, para empezar a bordar su sentir alrededor de aquella tela que tapaba faltas y al mismo tiempo, - desde el anhelo de sostener lo que el pañuelo prometía -, de poner en marcha al deseo mismo. La metonimia de seguir los pasos de su dueña, ignorando que en su búsqueda, algo estaba ya condenado a morir...

¿Qué hacer con la pulsión de muerte que lo único que desea de la Belleza, es darle muerte?




¿Qué hacer con el pañuelo?

¿Recogerlo y con él, recrear al objeto en su futura ausencia que a cada instante me amenaza... hasta que el perfume de una mirada, el terciopelo de una voz, el encaje de una mano y el color de un beso, poco a poco se vayan desgastando con el tiempo; hasta que sólo quede una tela vacía de ello? ¿Dejar pues... que su caída continúe en espiral?

o

¿Bordarlo a la carne latente de mi cardio y cavidades... entintarlo de mi sangre y que con cada latido, queden perforadas las despedidas y sellados los silencios... para que sólo así, su fibra se convierta en piel nueva de mi deseo, aunque su color termine por confundirse con el de un carmesí casi muerto, casi vivo. Aunque sus letras, que bordadas nombren a otro y a mí en su anverso, se disimulen en penosa pérdida, desilusión, metonimia?



Cada vez que un nuevo imaginario-simbólico-real aparece, haciendo reverberaciones del pasado, causando deseo… me sucede algo así como una arritmia; no sólo en mi corazón, que por un instante, su latir tropieza de asombro. La arritmia es también en mi deseo y en mi tiempo. Como cuando voy caminando a buen paso por la calle, sabiendo rumbos y rutas... y de una nada, al ser rodeado por una esquina inesperada, soy pausado abruptamente por el atardecer de un cielo violeta... y me tengo que detener y olvidarme de mis pasos, olvidarme de quien soy y del tiempo... dejar que un nuevo silencio sea creado en mi pensamiento y ser hablado por él...



Mi significante de Belleza ha estado cayendo y siendo re-construido, me ha tocado contemplar de cerca y de lejos, aquella muerte que ha estado detrás... para abrazar a la Belleza, hay que estar dispuesto a abrazar su mortífero contenido, y al mismo tiempo prefiero que sea su muerte la que me mate, a morir en lo desértico de una soledad sin sus huellas...

El arte se crea alrededor de su mismo vacío, creación en la que puedo matar al desierto de esa muerte, antes de que sea la muerte detrás de la Belleza la que me mate... y aunque sé que al re-crearme hay algo de mi que muere, prefiero morir de ésta forma, porque como decía la mística... "muero, porque no muero"... a menos claro; que el movimiento contradictorio de mi imagen se resuelva y opte por mirar hacia el frente, a la incertidumbre en un horizonte compartido, y respirarse en tranquilidad, sabiendo que solo se huye de aquél Otro, cuando se le hiere de muerte y se contempla en su bien merecida agonía...

La Belleza es sustancia y no materia... sustancia de la que están hechas las palabras y los sueños, sustancia que trasciende a los espejos...

Belleza que calla, hasta encontrar un recinto silencioso en donde pueda ser escuchada...



Guardo pues silencio...

,,, para que el silencio me guarde de ser hablado por lo que no es mi deseo...



miércoles, febrero 14

Recuerdos de una mañana amorosa


Las muertes con permiso se despiertan en un mar de sábanas frías, le sonrien a la intriga de sus sueños; hablándose en silencio, sus manos se encuentran invitándose al agua tibia de su abrazo. El par se cae en cuatro, se temen siempre sus anversos.

Una luz tenue se filtra en la esquina de sus ojos, el vacío de sus bocas se impregna de un café desnudo, auxiliándoles en el desvelo de haber estado matándose sus sexos...

La lluvia impregnada de mármol desciende en sus estatuas de piel, se cuidan y se niegan suspendidos de una finitud gozante, sus salivas se entretejen, sus miradas se ciegan. Las gotas cesan en la enredadera de sus cabellos húmedos, se abrazan bifurcándose en sus silencios...

El tiempo se escurre sobre el piso de madera, el viento de su andar los seca, bastando sólo un ataque sorpresivo por el cuello, para re-iniciar su lucha con causa perdida...

Causa de sobrellevar a esa Muralla de palabras que los atraviesa, los separa, que les hace balbucear en la cúspide de sus jadeos y suspiros...

Nada les detiene y la Nada los rodea, la tela de su dermis provoca una percusión líquida en su vaivén de pequeñas explosiones; se mueren con violencia, se buscan sus vacíos y al no encontrarlos, se otorgan envolturas disfrazándolos...

La piel teme ser desgarrada en el imposible de sus lejanías, ahí donde las uñas dejan en tinta roja la marca de lo que las sílabas no saben articular...

La muerte se acerca, engañándolos en esa cumbre en el que todo deseo se posterga, lloran en aquella sublime elevación que se alarga en la cavidad profusa de sus pliegues, pidiendo morir en la angustia de fundirse y desaparecer... un grito... el aire es comido a bocanadas, el universo se hace ombligo, al paso de una tierna vacuidad que les desciende, convirtiéndolos una vez más en dos pulsantes agujeros...

Los cuerpos se acuerdan de los vientres que habitaron, la nostalgia llega cuando se ha pedido lo perdido, y no se ha sabido darlo. Se acepta pues el engaño de no saber lo que se ha recibido, ignorando también lo que se ha otorgado; en fin, lo que fuera del tiempo ha ocurrido...

La calma vuelve y los dedos dibujan paisajes en las espaldas, se murmulla un canto de arrullo en el remoto lugar de sus palabras. Se incorporan de nuevo a vestir sus faltas, a maquillarse sus fantasmas, a perfumarse sus demandas...

Curiosa huella deja el amor, a aquél que lo evoca en su duda de ayeres, en su dolor que lo eterniza para sólo ser arrojado a la oscuridad histórica de los imposibles, con todo y sus heroínas y sus héroes...

Gira el mundo y no cesan las mañanas y los cafés de ser servidos en tazas vacías, sobre esperanzas sin espera, sobre llamas sin cenizas...


eric

jueves, febrero 8

...deseo no ser siendo...


...deseo no ser siendo
un ósculo pulsante,
uno que meciéndose
en tu naciente ritmo,
se abisme en tu cadena;
ahí, en el cenit cubierto
por el principio y fin
de tu cadera,
arco pronunciado
en un vaivén líquido
y profundo,
perdido:

entre los pilares
de tus piernas.

Tu canto profuso
te revierte
y envenena,
plausible cúspide
la que se encuentra
al final de tu faena...


...deseo no ser siendo,
tu mirada en blanco,
muriéndote entre
mis venas...



eric

Bonjour Tristesse


Adieu tristesse
Bonjour tristesse
Tu es inscrite dans les lignes du plafond
Tu es inscrite dans les yeux que j'aime
Tu n'es pas tout à fait la misère
Car les lèvres les plus pauvres te dénoncent
Par un sourire

Bonjour tristesse
Amour des corps aimables
Puissance de l'amour
Dont l'amabilité surgit
Comme un monstre sans corps
Tête désappointée
Tristesse beau visage.


P. Eluard


Azul silencio


Frente al oceánico infinito,
el leve estruendo salino
y algo efervescente
me suspira.

Tus alas se desprenden, en el azul
evanescente de mi sueño
y mi doctrina.

El oleaje es contenido
por tus manos y poesía.

Desnudo de ideas,
el tiempo nos sueña,
el Universo nos asesina.

Sin respirar,
me fundo en el silencio sumergido
de tus palabras aún no dichas; pues
¿qué tiempos nos sueñan el amor,
si aún con la muerte
nos (des)encuentra y alucina?


eric

lunes, febrero 5

a Luna en su llenura


variaciones de un texto de Mago, G. Carrera



…aunque te encuentres a 300 mil kilómetros
o a menos de un metro de distancia,
nuestro (des)encuentro sigue callado,
silencio tembloroso casi insoportable.

27 días seguidos buscando un orificio
que me juntara a ti,
que diera testimonio del infinito en tu mirada ...

Al día 28 nos (des)encontramos,
y nos dimos de nuevo cuenta
que estamos solos, solos, solos...

Tú siempre allá arriba
yo siempre acá abajo…

…pero este sueño de ti no es preocupante,
aún cuando soñarte me aliena,
lo importante es que nos conocimos en nosotros,
aún estando separados el uno del otro,
y acompañados en nuestra soledad cósmica...

Por el momento no puedo hacer nada más;
lo único que sospecho saber,
es darme sin esperar nada,
más que la esperanza misma que me sostiene
incompleto e insaciable...

Hasta el día, o tal vez noche,
en que esa perpetúa prórroga concluya,
instante en que ni siquiera una palabra
entre mi yo y mi tú se interponga...

…quizá parezca que estoy huyendo,
desamparándome, destinándome a estar solo:
pero lo que el Otro no sabe,
es mi siguiente paso, y el siguiente y el siguiente,
arroyo de palabras cuyo cauce
me causa la búsqueda de ti…

…esta noche en tu llenura, no podré dormir,
porque tu luz me abisma oscuridad,
al no querer saber sabiendo,
lo que perdí de ti en mi,
lo que se creó de mi en ti...

Tan solo queda recordárnos niños pintores,
manos pinceles, dibujándonos en el agua
de mi playa cristal soñada,
para luego reírnos de nuestros dramas,
escribirnos mensajes silenciosos en las nubes,
morirnos con la mirada arriba,
flotando en la paz creada
en la habitada cueva que nos sublima …

…incesable es el deseo de los astros,
inasible el líquido de tu voz y su caricia,
impostergable todo lo sentido,
inalienable lo que en mi corazón se re-editó
en la soledad de tu eterna y breve compañía...

Hay tanto que parece no llegar nunca,
bendita mi maldición de perseguir la osadía,
de querer develar a la Belleza,
desgarrarla en su dicha de ser comida,
y nutrir ésta solitud
hecha de calles,
de albas y pupilas …

A ti, Luna...
el azul de mi penumbra,
la tristeza de mi cordura
y el cénit de mi locura...



eric