to the one who wrote:
"a present abscence,
a lonely companion,
the sun at moonlight,
the moon at daylight..."
a lonely companion,
the sun at moonlight,
the moon at daylight..."
Gota a gota,
nuestro nadie fluye convexo,
las lágrimas se secan
en sangre al ser diluidas
hacia la playa de un lamento.
El canto del águila y el cóndor;
llorarán la promesa
de libertad nocturna,
rumbo al centro esférico
girado en tu soledad desnuda.
La agonía es bebida
por la elipse labial y asesina,
cuyo sonido bordea
al contorno ocular que te alucina.
Es su ceguera
la que desenjaula
lo aviar de la esperanza,
por un mañana
adviento a la alabanza.
Vuelo a vuelo,
las estrellas se elevan oblícuas,
las nubes callan al líquido
de un cielo que cae y conspicua;
La íntima verdad
que se estrecha
a la línea vacía
del horizonte,
ahí donde el ave se pierde
en su mensaje incendiado
por la demanda y su apronte.
Es un cierto Sol
el que nos habita
y atiza el deseo
de volvernos flama,
aquí, en lo profundo
de un beso volcánico,
irreverente al absurdo
del goce perdido,
a la ironía de la piel
coartada en libido.
Concientes en que las sustancias
existen para encontrarse
en lo entrelazado de unas manos,
se respiran y envuelven en semillas
de fe poética, de magia
y su soñar significados.
Las palabras brotan plenas
en su bifurcado
ramaje de gráfos y sonidos;
expresando el dolor terrenal
surcado en nuestras faltas
y lo ausente de nuestros olvidos.
En la ancestralidad
subterránea
de aquellos tótems
que nos preceden,
linaje de deseos
concebidos en nombres
y en vientres,
tatuado es el signo
que nos trauma
y pervierte.
Nos cosechamos pues conversos,
desprendiendo nuestro tallo
en sucesiva falta
y delicada caída,
para seguir trazando
el sendero incierto
en la palabra ungida.
Damos muerte al origen amado,
desfallecemos ante
ese alguien pretendido
para el Otro tan deseado;
emergemos al llamado
de la lluvias,
y al canto sublime
de ballenas fecundas.
Los delfines devendrán
en su azulada danza;
los seres hablantes
callarán sus miradas
a lo Real, se entregarán
al infinito fortuito
de lo uno y lo dual.
El ángel
develará su sexo,
y el demonio
revertirá su anverso,
Colapsará el
Universo en una sílaba,
y nuestras almas
en el Multiverso
de una cítara.
Sus cuerdas
perdurarán vibrando
dimensiones y deidades,
en distintos tiempos,
y diversas realidades.
Es quien descansa
a la orilla de un río,
y sin saberlo
nos crea en su sonido.
¿Llegará su noche
y con ello el silencio
de su eterno olvido?
Respiro...
Phala Aleph Zain
Jah Hovah
Jah Hovah
Jah Hovah
nuestro nadie fluye convexo,
las lágrimas se secan
en sangre al ser diluidas
hacia la playa de un lamento.
El canto del águila y el cóndor;
llorarán la promesa
de libertad nocturna,
rumbo al centro esférico
girado en tu soledad desnuda.
La agonía es bebida
por la elipse labial y asesina,
cuyo sonido bordea
al contorno ocular que te alucina.
Es su ceguera
la que desenjaula
lo aviar de la esperanza,
por un mañana
adviento a la alabanza.
Vuelo a vuelo,
las estrellas se elevan oblícuas,
las nubes callan al líquido
de un cielo que cae y conspicua;
La íntima verdad
que se estrecha
a la línea vacía
del horizonte,
ahí donde el ave se pierde
en su mensaje incendiado
por la demanda y su apronte.
Es un cierto Sol
el que nos habita
y atiza el deseo
de volvernos flama,
aquí, en lo profundo
de un beso volcánico,
irreverente al absurdo
del goce perdido,
a la ironía de la piel
coartada en libido.
Concientes en que las sustancias
existen para encontrarse
en lo entrelazado de unas manos,
se respiran y envuelven en semillas
de fe poética, de magia
y su soñar significados.
Las palabras brotan plenas
en su bifurcado
ramaje de gráfos y sonidos;
expresando el dolor terrenal
surcado en nuestras faltas
y lo ausente de nuestros olvidos.
En la ancestralidad
subterránea
de aquellos tótems
que nos preceden,
linaje de deseos
concebidos en nombres
y en vientres,
tatuado es el signo
que nos trauma
y pervierte.
Nos cosechamos pues conversos,
desprendiendo nuestro tallo
en sucesiva falta
y delicada caída,
para seguir trazando
el sendero incierto
en la palabra ungida.
Damos muerte al origen amado,
desfallecemos ante
ese alguien pretendido
para el Otro tan deseado;
emergemos al llamado
de la lluvias,
y al canto sublime
de ballenas fecundas.
Los delfines devendrán
en su azulada danza;
los seres hablantes
callarán sus miradas
a lo Real, se entregarán
al infinito fortuito
de lo uno y lo dual.
El ángel
develará su sexo,
y el demonio
revertirá su anverso,
Colapsará el
Universo en una sílaba,
y nuestras almas
en el Multiverso
de una cítara.
Sus cuerdas
perdurarán vibrando
dimensiones y deidades,
en distintos tiempos,
y diversas realidades.
Es quien descansa
a la orilla de un río,
y sin saberlo
nos crea en su sonido.
¿Llegará su noche
y con ello el silencio
de su eterno olvido?
Respiro...
Phala Aleph Zain
Jah Hovah
Jah Hovah
Jah Hovah
mizpah
No hay comentarios.:
Publicar un comentario