miércoles, junio 27

What can I hold you with?





I offer you lean streets, desperate sunsets, the moon of
the jagged suburbs.

I offer you the bitterness of a man who has looked long
and long at the lonely moon.

I offer you my ancestors, my dead men, the ghosts that
living men have honoured in bronze: my father’s father
killed in the frontier of Buenos Aires, two bullets
through his lungs, bearded and dead, wrapped by his
soldiers in the hide of a cow; my mother’s grandfather
-just twenty four-heading a charge of three hundred
men in Peru, now ghost in vanished horses.

I offer you whatever insight my books may hold, whatever
Manliness or humour my life.

I offer you the loyalty of a man who has never been loyal.

I offer you that kernel of myself that I have saved, somehow
the central heart that deals not in words, traffics not with
dreams and is untouched by time, by joy, by adversities.

I offer you the memory of a yellow rose seen at sunset,
Years before you were born.

I offer you explanations of yourself, theories about yourself,
authentic and surprising news of yourself.

I can give you my loneliness, my darkness,
the hunger f my heart; I am trying to bribe you with uncertainty,
with danger, with defeat.

J.L.B.

martes, junio 19

Blue kiss





Delphindae...


Delphinvaladí, beledelphinbaemecí,
Lairaceloazul, vimicaquazul,
Pembifaser, likidermivivimantra,
Ashamarti, tempodilerente,
Wabirimekte, deshibicolantra,
Lovil, cefril, adhil;
Mizayarti,
lohuermeme atimidunil...


lunes, junio 18

El Tiempo







“El hombre de ayer ha muerto en el de hoy,
el de hoy muere en el de mañana.”

Plu­tarco (De E apud Delphos, 18)


El tiempo...


Preciso, puntual... el tiempo nunca llega tarde, aun cuando nuestra percepción se aferre a fragmentarlo en montoncitos de arena, o en lapsos de vertical horizontalidad.

El tiempo contornea su forma para abrazar al espacio, rodearlo en todos sus pliegues y bordes, a veces el espacio es el que toma la inciativa y es el que opta por dirigir la erótica danza de los continuums.

Hace ya ciento cincuenta lustros cuando mi percepción comenzó a pulsar, tiempo y espacio me rodearon desde su inexistencia, y fue dentro de mis latidos y su ritmo en los que empecé a construir la idea de que tiempo y espacio se erigían como murallas impenetrables e infranqueables.

Fui niño, el tiempo y el espacio en ese entonces eran más grandes... los patios, los parques y los minutos que pasaba en ellos eran mucho más duraderos... dicen por ahí, que con cada año que se cumple, la percepción del tiempo y el espacio se acortan...

Y pues ha de ser cierto, porque con cada año uno se va acercando a la finitud indisoluble de dicha percepción... y como la línea de vida es circular, la parábola en un punto se flexiona en apertura y en otro punto, inevitablemente, lo hace para su clausura...

En estos años, he leído a varios filósofos y pensadores que han escrito con mucha más prestancia que la mía, varias teorías en que se refuta la existencia de la mente, del espacio, del amor, de la realidad y hasta del tiempo...

He comprobado desde mi humilde vivencia y lo que mi lánguida memoria me permite recordar, que en ciertos espacios y momentos, éstas refutaciones han encontrado en mi subjetividad (otras teorías la han igualmente refutado) su sustento experiencial.

Alguna vez, de niño llegué a confundir la vigilia con el sueño, recuerdo también mi despertar luego de estar anestesiado, o aquella playa en donde fui el centro de una gran esfera de sonidos, de luces y de danzas a mi alrededor...

Cinco días con mis ojos vendados, el recostar mis órganos sobre un diván, explorar mi multiperceptualidad, hacer el amor hasta el amanecer... y sí... un lugar que me ha encontrado en el azul de su esencia... estaré pronto ahí, en el Deep Blue de mi conciencia... uno simplemente se permite dejar de respirar y todo lo demás se suspende, se diluye... seré Azul...

A los que han compartido conmigo, desde sus tiempos y sus espacios nuestra ontológica inexistencia en estas treinta elipses recorridas... gracias... mi Azul para ustedes...
eric

jueves, junio 7

Eres...






Es la burbuja pendiente
en la cuerda del equilibrista,
es su fragilidad
la que me re-úne con tus ojos,
son las espirales de mis letras
que en tu nombre cesan,
es mi desnudez ciega,
abriendo sus ojos
por vez primera...

Es la extrañeza del ayer
en la llenura de sol de hoy,
es un acantilado el que mis pies
abandonan, sin plumaje,
cayendo al abismo del amor...

Son los brazos que sin tocarme me rodean,
es la mirada inevitable, intensa,
franca, tan falta de prudencia;
son nuevos los pasos
que encaminan al camino truncado,
es un ojo de venado
el que habrá de sa-verse amado...

Es el dorado de un espejo en una esquina,
reflejo invisible, inalcanzable, presente;
son los puntos cardinales perdiéndose sin brújula,
es la incansable espera por una noche única...

Es un yo que se confunde con el tú,
es la ausencia de líquido en una fuente,
y es el agua de un beso no dado,
el que la inunda de esperanza,
de lluvia postrera, diluente...


eric