martes, febrero 28

Caída




"...la caída es lo más real del sujeto..."
J. Lacan
Caída... caer... cayendo... de dónde? de quién? porqué?... caída sin fin, de una muerte, a otra muerte... de una pérdida a otra pérdida... de una ausencia a otra ausencia... caer... caer... infinitamente caer...

"Ser? vaya falta de pudor!" decían por ahí... y en los primeros días, la armonía, el amor y la complacencia, colgaban suspendidos de un miedo ajeno... inexistencia de tiempo y de espacio, ausencia de realidad y la innecesaria necesidad de hablar, puesto que el miedo lo adivinaba todo...

El primer precipicio se acercó, pero la mirada omnipresente impidió aquella primera caída, al temer que la gravedad se llevara consigo el par de subjetividades anudadas por un cordón... pasado ahistórico lleno de recuerdos y de la sensación del paso del tiempo... pero a este año que termina se le ha desprendido la nostalgia... un año donde las primeras palabras históricas empezaron a ser escritas en el vacío de una ausencia condenada a repetirse... a reeditarse... ausencia que prometía la no diferenciación entre contemplación y acción... entre lo abstracto y lo concreto...

Me impidieron caer de acuerdo a la ley gravitacional... mi primera caída fue ascendente... caí a un lugar muy alto... a un lugar de aparente seguridad... de mítica absoluta y nulo sufrimiento... la infancia fue un miedo luminoso... de una hermosura sombría, de una tristeza imperdonable entre aviones de juguete... de astronautas descubriendo un planeta en mi primera persona del singular...

Y este año, mi trono y mi reino tambalearon a partir de una tímida petición al abuelo fuego... y en el silencio de la no poesía, el destierro fue escogido y se abandonó aquel espacio absoluto en donde lo irrecuperable se negaba a ser perdido...

Y comencé a hablar con el deseo de un silencio perfecto... y comencé a escribir con el deseo de un solemne punto final... y comencé a vivir, con el deseo de perder la ilusión de mi poder... y comencé a morir, con el deseo de caer en el incesante dolor que no me había permitido sentir...

Deseo un silencio imposible... más nunca deseé ser un ángel... y la ausencia divina me permitió ser caída humana, devorando mi paz como un ángel imbécil, tejiendo mi red de palabras que solo me impedían contemplar atardeceres como el de éste día, el cielo tenía un color de infancia muerta... una textura de derrota y total rendición al instante de mis alas rotas, a mi voluntad de quedarme en mí mismo...

Y si bien mi caída es vértigo... lo es también vuelo y despegue infernal, que de la caída de arcángel a ángel, solo un beso la separa de caer en demonio... pero sólo un ser que habita la ausencia total de Dios, siente el amor suficiente para soltarse nuevamente en caída y convertirse en la imagen de un ser inaprehensible... en viento, en agua, en fuego...

Tan solo instantes... huecos y sensuales instantes... poder llegar a estar en el nunca de mi instante... tan solo un lugar de mi espíritu en donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y lo futuro, lo comunicable y lo incomunicable cesen de ser percibidos en dolorosa contradicción...

"Si caíste... levántate!" me dirán algunos... no amigos, ¿cómo levantarse, cuando alrededor hay solo vacío?...

Vacío es pues mi lugar de reencuentro, de reconciliación, de reunificación entre mi subjetividad que nunca dejará de poetizar y mi cuerpo cercenado de escritura dolosa... es ahí donde anhelo mi liberación... en la excelsa contemplación de la pérdida de mis ruinas... en esta inocente necesidad de ser un viajero entre plegarías y silenciosos gritos... yo no sé... en verdad no lo sé... tan sólo esperar afanosamente la llegada del Gran Silencio... de un Gran Otro... o tan solo de un otro acompañante cualquiera...
mizpah

Tiempo horizontal Posted by Picasa
Col. Condesa

viernes, febrero 24

Es allí a donde voy


Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy. La punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espalda magia: es allí a donde voy.
En la punta del pie el salto. Parece historia de alguien que fue y no volvió: es allí a donde voy. ¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas.
¿Realidad? Te espero. Es allí a donde voy. En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé dónde ni cuándo. Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí a dónde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy.
Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después de todo es real. Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien me dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy. Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos.
Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa.
En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta . Pero la que canta. La que dice palabras.
¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.
Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, cachorro, ¿dónde esta tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo.
Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor.
Y cerca del amor estamos nosotros.
Clarice Lispector (Brasil, 1920-1977)

miércoles, febrero 22


Jardin de la fe Posted by Picasa
Col. Chimaliztac

Una mirada atrás


La vejez no existe; sólo existe la pena. Con el paso del tiempo he aprendido que esto, aunque cierto, no es toda la verdad. Otro generador de vejez es el hábito: el mortífero proceso de hacer lo mismo de la misma manera a la misma hora día tras día, primero por negligencia, luego por inclinación, y al final por inercia o cobardía. Afortunadamente, la vida inconsecuente no es la única alternativa, pues tan ruinoso como la rutina es el capricho.

El hábito es necesario; es el hábito de tener hábitos, de convertir una vereda en camino trillado, lo que una debe combatir incesantemente si quiere continuar viva. Pese a la enfermedad, a despecho incluso del enemigo principal que es la pena, una puede continuar viva mucho más allá de la fecha usual de desintegración si no le teme al cambio, si su curiosidad intelectual es insaciable, si se interesa por las grandes cosas y es feliz con las pequeñas.

Mientras ordenaba y escribía mis recuerdos, he aprendido que estas ventajas no dependen generalmente de los méritos propios y que es probable que yo deba mi vejez dichosa al antepasado que accidentalmente me dotó de tales cualidades.

Otra ventaja (igualmente accidental) es que yo no recuerdo por mucho tiempo mis enfados. Raramente olvido una ofensa a mi espíritu, ¿quién la olvida? Pero la vida la recubre con un rápido bálsamo, y queda registrada en un libro que raras veces abro. "

Edith Wharton (EEUU, 1862-1937)

A night before sunday


to Ana...
A chant was heard from an utterly womb,
past days gave birth to the light’s night sun{before}day,
once again otherness dialectically felt like home,
at Hegelian street, the mystical twins found their own way,

Words of mysticism sounded between our Gods,
exquisitely food to my soul, she was feeding me with angels,
memories from yesterday’s faith, kept praying for its odds,

Her eyes were beauty of a goddess embracing mine,
the music held my heart through my desire evolving Love,
shared was the dance of a women to my love becoming desire,

My arms reach out for her embrace, fearful to be left alone,
slow goodbye reminiscing the history of our hearts,
yet, her face remind hidden on silence’s words upon,

She and her moony mirror reflected their infinite light,
whispered promises as I cherish the bliss of her sight,
needlessly need to watch the fullness of the moon,
for I have found one with lightly dark of her own…
mizpah

on Blue


blue

traté de verlo hoy
pero ya no era lo mismo sin ti... 28-09-97

i am waiting for you dressed in blue under the lamplight in the night stillness surrounding my silhouetted frame moonless, the sky is black i hear your voice, a hushed whisper... my name. 08-02-97

En la obscuridad descubro tu rostro,
de un abrazo todavia perdido,
mis ojos se fortalecen con cada lágrima,
la sal de todos los años que quedaron atrás
de un dolor que conocí, y que perdí
en medio de mis tormentas y mis vientos
que llenaron mis arroyos con una canción de seguridad;
el ocaso de mi corazón en un funeral
en vida se ha aclarado para siempre,
mi imagen del miedo eterno
y al final lo vi en verdad...
...el propósito del color azul...
05-02-2000

Azul... lo que recubre el interior de mi garganta y sale con cada torrente de mis sentimientos. No es un accesorio, es de primera necesidad. Es un lugar para mi ser, lo es todo menos tristeza. Es pasión, descanso, la leche dentro de mis huesos y el factor en mis desiciones. El color de Dios con excepción de las partes que se consumen en amarillo con fuego y furia. Una estrella azul, mi planeta, pero siempre hay una mancha de mostaza en algún lugar apartado, difícil de ocultar, y completamente desagradable a la vista...
14-05-97

El color en mi pensamiento, cada vez que llueve...02-11-98

Mira al cielo, dime lo que ves... yo veo un cielo hermoso que reconforta mi corazón y mi alma...

Mira tus ojos, dime lo que ves... yo veo un mar hermoso que vivifica mi espíritu y mi piel... 17-10-95

Tell Me Why...
Tell me why the stars do shine, Tell me why the ivy twines, Tell me why the sky's so blue,
Tell me why I dream with you

Tell me why I feel so entwined
Tell me why I miss you so much
Tell me why the moonlight rest upon meAnd I will tell you, just why I love you.12-03-2001

azul... en mis percepciones y sensaciones azules... azul océanicamente cósmico... azul esférico... azul todo... azul adentro y afuera... azul paraíso... azul delfín... azul hogar... palabra tan líquida, tan interna, tan lagrimal... morí y azul es lo que hay al final de mi camino... volví a ver a Dios y mis pupilas azules le devolvieron una mirada azul a su azulada sonrisa que me espera... 17-08-2003

El arte del dolor Posted by Picasa
Col. Chimaliztac

La velocidad de las cosas


Es curioso, vivimos la vida en primera persona del singular pero llegado el final, se nos aparece la opción de un cambio en la composición del relato.
Esta nueva velocidad de las cosas -me pregunto si la chica de la motocicleta se refería a algo más o menos parecido- es la que nos permite entonces vernos desde afuera, mirarnos mirar, sentirnos sentir, muriendo morir.
Tal vez se trate del más primal de los mecanismos de defensa o del más convincente de los placebos: esto no me puede estar pasando a mí, volar lejos. Tal vez por eso todos aquellos desesperados que dicen haber estado muertos y vuelven para contarlo insisten en el paisaje de sí mismos cada vez más pequeño, allá abajo. La persona como personaje, un espejo de carne y hueso.
El cuerpo como un plano, como un sinfín de gráficos y de cómputos. La escalera de caracol del DNA, la médula como una vía láctea, la marea oscura de la enfermedad erosionando los acantilados de las células.
Sí, el cuerpo visto igual que esas fotos desde las alturas -marrones y verdes y azules- que luego se utilizan para la confección de los mapas.

Rodrigo Fresán (Argentina, 1963)

Written memories



to Pau...

Streaks of white light and blue,
Against the closure of your eyes,
And I don't remember your voice,
Or recall whether or not you still love me.

You pulled me away from your world,
And then forgot to tell me why,
Left in the emptiness I am filling,
Dumping out and filling again,
Nothing feels right in my thoughts
And still I cannot bring myself
To let you deep inside a secret,
That won't whisper through...

Written memories and dim lit walls,
So I slip away quietly unnoticed,
And pretend you left me here...

...on my own...
mizpah

martes, febrero 21

Los secretos del yo


¿Qué es la vida, sino liberarte de moverte alrededor de cualquier otro y considerarte tú mismo como santuario?
Bate las alas y escapa de la atracción de la tierra.
Muhammad Iqbal (Paquistán, 1873-1938)

Multiplicidad
Plaza Inn, Altavista Posted by Picasa

Art of dreams

to Ale...
If I made you a painter.
What would you be?

This isn't writing.
That isn't a painting,
They aren't teaching.
You aren't sitting.

In a dream everything is different from what it appears.

At first that appears to be a girl in the classroom.
But look again.
Not at the girl, but at the girl of my dream.
Do you see?
Nothing is really as it appears.
There is nothing inside of you saying, how do you do, how are you living.
You can't see eyes looking back at you from a dimension inside.
Angels are real.
Everyting is nothing, nothing is everything.
And deeper and deeper down we go, until the bottom comes up to us, until we see ourselves coming as we go.
Read a painting, it carries no meaning, read a painting, it can't be done. Feel a painting, paint a feeling, say it with colors, say it with tears, portray your heart away...

You can't find the answer, looking at things that go round. Or answers that go round, and round, and round, listening to that annoying sound of your mind. Listen to that beat, that rythym of your heart, it can be done, you can't be lost, you get lost only in the currents, sucking you down.

Only to come up again, gasping for air, your breathing uncontrollable, your vision impaired. It can't be real, it can't be found, keep painting your deep emotions, that art must be living, way down under ground, way deep your soul, way infinite your love...
mizpah

Reir llorando


Viendo a Garrik -- actor de la Inglaterra -- el pueblo al aplaudirlo le decía:
"Eres el más gracioso de la tierra,y el más feliz... Y el cómico reía."
Víctimas del spleen, los altos lores en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actores, y cambiaban su spleen en carcajadas. Una vez, ante un médico famoso, llegóse un hombre de mirar sombrío: sufro -- le dijo --, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte; en un eterno spleen muriendo vivo, y es mi única pasión la de la muerte.
- Viajad y os distraeréis. - ¡Tanto he viajado!
- Las lecturas buscad. - ¡Tanto he leído!
- Que os ame una mujer. - ¡Si soy amado!
- Un título adquirid. - ¡Noble he nacido!
- ¿Pobre seréis quizá? - Tengo riquezas.
- ¿De lisonjas gustáis? - ¡Tantas escucho!
- ¿Qué teneis de familia? - Mis tristezas.
- ¿Váis a los cementerios? - Mucho... mucho. ...
- De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
- Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.
Me deja -- agrega el médico -- perplejo vuestro mal, y no debe acobardaros; tomad hoy por receta este consejo sólo viendo a Garrik podréis curaros.
- ¿A Garrik? - Sí, a Garrik...
La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa; todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
- ¿Y a mí me hará reir? - ¡Ah! sí, os lo juro; Él sí; nada más él; más... ¿qué os inquieta? - Así -- dijo el enfermo --, no me curo: ¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta. ¡Cuántos hay que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reir como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reir se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora el alma llora cuendo el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma, si sólo abrojos nuestra planta pisa, lanza a la faz la tempestad del alma un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas.
Juan de Dios Peza (México, 1852-1910)

La llenura del vacío Posted by Picasa
Col. Chimaliztac

The Dance


to Michelle

He looks across the crowded floor
and so the search begins
a hunt for someone who is special
has rhythm in her limbs
their eyes have met and she knows
she is the chosen one
she meets him halfway on the floor
now begins the fun
he’ll take one step forward
and she will do the same
he’s happy she can follow
asks her for her name
she gives it to him freely
and he gives her his name too
then he listens to the music
and shows her what to do
she takes his lead and they dance
they go well together
following then challenging
the skills of one another
sometimes the music takes them over
and people stop to stare
a circle forms around the two
they make quite a pair
but then there’s moments
when their rhythm isn’t right
it looks as though they’re falling
but they hold each other tight
sometimes the music goes quite fast
and sometimes it goes slow
but no-matter how it changes
they always seem to know
when to hold each other close
and when to back away
it’s just the way that good friends dance
throughout their lives each day...
mizpah

El deseo y su fantasma Posted by Picasa

Diario del 68


No sé qué habrá pensado el resto del mundo al oírlo, pero lo supongo. El hombre, y la humanidad, por extensión, suele guardar en el baúl de la cobardía el oro de ley de los valores eternos, y pone en circulación el níquel de los antivalores temporales.

Pero llega un momento en que no puede más y se desahoga. Y entonces proclama a voz en grito el secreto que estaba escondiendo y la mentira en que vivía. Esta vez la osada voz de la juventud ­que es siempre la primera en denunciar las ambigüedades y las contradicciones sociales­, condena a los guardianes del orden muerto y glorifica a los cantores del orden vivo.

Y no es difícil imaginar el eco que este clamor subversivo habrá encontrado en los corazones angustiados de los cinco continentes. Las cuerdas de la lira de Orfeo nunca han encadenado a la libertad."

Miguel Torga (Portugal, 1907-1995)

lunes, febrero 20


Sasha Posted by Picasa

Escribiéndome


No puedo escribir sobre mí mismo. En primer lugar, por que no soy capaz. Ni siquiera tengo una lengua propia. En segundo lugar, soy demasiado consciente de que, si lo intentara, el yo acerca del cual escribiría no sería el yo que soy, puesto que soy un sujeto y no un objeto. En tercer lugar, escribir sobre aspiraciones y decisiones es como hacer proyectos. Puede ser interesante para los amigos o para las personas con las que tengo una relación personal, pero su interés se limita a este ámbito.

Y sin embargo escribo. No sobre mí mismo, sino que me escribo a mí mismo. Todo aquello que escribo es, al menos, una parte de mi yo. Todo lo que escribo es autobiográfico. Sólo pongo por escrito pensamientos que yo mismo he pensado como palabras. Yo mismo soy aquello que escribo y escribo como alguien que habla. Soy especialmente sensible a dejar que la palabra hable, a permitir que el lenguaje se desarrolle a sí mismo. El yo que también reside en el lenguaje (y que es diferente del ego), habla y se revela a sí mismo en la medida en que dice lo que ha de decir. Por eso el yo no se expresa completamente, y el proceso de devenir lenguaje no se produce automáticamente. El yo tiene necesidad de mí como de un mediador necesario.

Soy un elemento activo de esta revelación; gran parte depende de mi transparencia, además de mi atención y otros factores.

Recuerdo un ideal: cada párrafo que escribo, cada frase, debería reflejar, en la medida de lo posible, toda mi vida y ser expresión de mi ser. Se debería reconocer mi vida entera en una sola frase, del mismo modo que puede reconstruirse el esqueleto completo de un animal prehistórico a partir de un solo hueso.
Raimon Panikkar

No se vuelve a casa


Así pasaron las semanas, los meses, el verano, y a su alrededor George veía las evidencias de esta disolución, este naufragio de un gran espíritu.
Las venenosas emanaciones de la supresión, la persecución, y el miedo permeaban el aire como vapores miasmáticos y pestilentes, manchando, enfermando y plagando las vidas de todos aquellos que conocía.
(…)
Algo me ha hablado en la noche, quemando los cirios del año menguante; algo ha hablado en la noche, y me ha dicho que moriré, no se dónde.
Diciendo: "Perder la tierra que conoces, por un mayor conocimiento; perder la vida que tienes por una mejor vida; dejar los amigos que amaste, por un amor más grande; encontrar una tierra más amable que el hogar, más grande que la tierra.
Donde se encuentran los cimientos de los pilares de esta tierra, hacia los cuales tiende la conciencia del mundo; se está levantando un viento, y los ríos fluyen. "

Thomas Wolfe (EEUU, 1900-1938)

lunes, febrero 13


El deseo de la Fuente
Calle del Carmen, Col. Chimaliztac Posted by Picasa

Desenpolvando cartas

Carta
El palomar de las cartas
abre su imposible vuelo
desde las trémulas mesas
donde se apoya el recuerdo,
la gravedad de la ausencia,el corazón, el silencio.
Oigo un latido de cartas
navegando hacia su centro.
Donde voy, con las mujeres
y con los hombres me encuentro,
malheridos por la ausencia
desgastados por el tiempo.
Cartas, relaciones, cartas:
tarjetas postales, sueños,
fragmentos de la ternura, proyectados en el cielo,
lanzados de sangre a sangre
y de deseo a deseo.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra, que yo te escribiré.
En un rincón enmudecen cartas viejas, sobres viejos,
con el color de la edad
sobre la escritura puesto.
Allí perecen las cartas
llenas de estremecimientos.
Allí agoniza la tinta y desfallecen los pliegos,
y el papel se agujerea como un breve cementerio
de las pasiones de antes,
de los amores de luego.
Aunque bajo la tierra mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra, que yo te escribiré.
Cuando te voy a escribirte emocionan los tinteros:
los negros tinteros fríos se ponen rojos y trémulos,
y un claro calor humano
sube desde el fondo negro.
Cuando te voy a escribir,
te van a escribir mis huesos:
te escribo con la imborrable tinta de mi sentimiento.
Allá va mi carta cálida, paloma forjada al fuego,
con las dos alas plegadas y la dirección en medio.
Ave que sólo persigue, para nido y aire y cielo,
carne, manos, ojos tuyos,y el espacio de tu aliento.
Y te quedarás desnuda
dentro de tus sentimientos,
sin ropa, para sentirla
del todo contra tu pecho.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
Ayer se quedó una carta
abandonada y sin dueño,
volando sobre los ojos
de alguien que perdió su cuerpo.
Cartas que se quedan vivas
hablando para los muertos:
papel anhelante, humano,
sin ojos que puedan serlo.
Mientras los colmillos crecen,
cada vez más cerca siento
la leve voz de tu carta
igual que un clamor inmenso.
La recibiré dormido,
si no es posible despierto.
Y mis heridas serán
los derramados tinteros,
las bocas estremecidas
de rememorar tus besos,
y con su inaudita voz
han de repetir: te quiero.
Miguel Hernández
_____________________
"Las cartas de amor
se escriben empezando
sin saber lo que se va a decir,
y se terminan
sin saber lo que se ha dicho."

Jean Jacques Rousseau
___________________________
Una caja, empolvada ya por el tiempo y por los escombros dejados por la guerra que el mundo a emprendido contra mi; y cuyo estandarte siempre ha sido el distanciarme de los recuerdos que traen tristeza por lo no dicho, lo no explorado, lo no conocido en mí y por la gran cobardía de no haber expresado mi sentir con mi voz, por el refugio que siempre encontré en la trinchera de una hoja de papel, de un poco de tinta y de mi propio delirar escrito.

La caja contiene varias cartas, postales, tarjetas... distintos remitentes, distintos tiempos; diferentes rostros, similar mirada en cada uno de ellos, dulces voces capaces de guardar silencio y de plasmar sus palabras en papel.
Al haberlas leído he sido moldeado, tallado y forjado por la mano de obra de su redacción, pero también, tristemente he sido fabricado por la fría maquinaria del odio y rencor que el espacio entre sus líneas me han dejado. Al final fui empaquetado como artesanía bélica con su detonante interno, siempre latente y dispuesto a herir primero, mucho antes que las potenciales manufacturadoras se dispusieran a atacar.
Todos esos escritos, aunque se encuentran guardados en esa caja, los llevo conmigo, los declaro en mi mirar, los transcribo una y otra vez en mi búsqueda por una conexión con algún otro ser humano.
La poesía ha traído a mi vida una tregua temporal en medio de las guerras cotidianas y ha fungido como un mirador al lado del camino recorrido. Ha representado una oportunidad de descansar y de sentir tranquilidad al contemplar la belleza de varios poemas y sus paisajes literarios, que sin querer han resucitado aquellos que he guardado en esa caja durante todos estos años.
Así había funcionado hasta que me encontré con este poema de Hernández, que hizo mucho más que resucitar esos paisajes; no solo reunió todos los sentimientos ahí guardados, sino que conmemoró el poder que posee la eternidad de la palabra escrita y mensajera, en transmitir sobre toda distancia, odio y rencor, lo sublime de la condición humana, pendiente siempre del ideal del amor.
"Carta", desenpolvó aquella caja con un fuerte soplido literario y redescubrió el noble propósito por el cual todos esos escritos me fueron algún día enviados.
También me presentó la idea de verme a mí mismo como una carta, guardada en un sobre un poco agujerado y pude también medir el depósito de la tinta que en varias transfusiones ha llevado el amor detonante, contenido en esos inseguros proyectiles que viajaron de pecho a pecho y de sangre a sangre.
A lo largo del poema pude sentir una ráfaga de viento dejada por las palabras, que como balas fueron disparadas a metralla, perforando y dejando entrever un contrapunto muy trágico, el opuesto total de cualquier romance, la presencia de la guerra.

En el poema, Miguel Hernández se desnuda como hombre, como un ser humano sin distinción de bandos, de etnias, de razas; un hombre en relación directa con su amada. Y como contraste la guerra, esa circunstancia que mata la bondad que existe en el hombre, que hace aflorar lo peor de cada individuo, el mal en estado puro. En el poema no se distinguen los dos bandos como en cualquier guerra, parece que los bandos son internos y son iguales, ambos sufren y por ambos se siente angustia.
La guerra vivida como una situación límite, donde el miedo que se siente ante la incertidumbre, es cauterizado por la búsqueda poética conquistadora de territorios, al ir encontrando recuerdos a los cuales aferrarse ante tanta furia, tanto horror y tanto infierno.
El paraíso perdido dentro del mundo es encontrado en el incesante resonar de la frase te quiero, la cual trasciende sobre la miseria humana, la desolación, la desesperanza, la guerra sin sentido y la profunda tristeza y angustia de pelear por algo sin valor.
En medio de una poesía desesperada y desolada, en medio de imágenes hermosísimas, existe la posibilidad de aprender a existir, equilibrada y desequilibradamente, entre polaridades interconectadas y no siempre integradas; la vida y la muerte, el amor y el poder, la paz y la guerra.
El poema guarda tal vez en una caja empolvada, la fiel utilidad de toda lucha perenne y cotidiana contra los obstáculos que me pone este mundo; y me advierte la derrota inminente, si es que no poseo un significado trascendente en lo que hago, en lo que digo y en lo que soy.
Necesito un para qué, una intencionalidad, una razón de ser. Sin eso mi vida es una pelea ganada por el enemigo, un papel para el olvido, un sobre que de tan agujerado que está, ya no podría contener la carta de mi existencia.
Sobre todo significado y propósito, necesito entintar mi amor al leer otras cartas guardadas en otros sobres, en otros corazones, en otras cajas empolvadas; y así aquella caja seguirá llenándose por dentro de vida, pero por fuera seguirá empolvándose de olvido y de nostalgia escrita, hiriente como proyectil disparado desde el pasado por fusiles de mis aliadas, encontrando oportunamente su blanco cada vez que las recuerdo, les escribo o les paso revista...
eric

Terminología filosófica


La idea de que se tiene un suelo firme y seguro bajo los pies cuando el proceso de pensamiento puede ser detenido o interrumpido en un determinado lugar, es un sustituto de la verdad misma.
Ahí me parece que radica hoy el error o falsedad de la pregunta por lo primero y originario.
Se dice que tal apoyo es la verdad porque no se confía en pensar consecuentemente la verdad, porque la verdad duele mucho como sostiene un viejo mito, y conocer la verdad por completo hoy, implicaría tocar críticamente determinados presupuestos de nuestra propia existencia real, lo que sería muy desagradable.
Por eso esas detenciones, esa reflexión angustiada sobre las consecuencias del pensamiento, se convierten en sustituto de la verdad misma, mientras que antes de que realmente se efectúen esas reflexiones, no importa en absoluto si lo firme y primero es también necesariamente lo verdadero.
La legitimación de este planteamiento radica en que se dirige contra la arbitrariedad de cualquier ocurrencia, también contra todo lo efímero que procede efectivamente de la industria de la cultura, por tanto, de todo aquello de que nos alimentamos día tras día, novedades, informaciones, etc., por razones de búsqueda de un beneficio.
Todo esto presupone la verdad, siendo así que en realidad es siempre la misma falsedad.
Como dice un refrán francés: plus ça change, plus c’est la même chose.
En la medida en que la pregunta por un suelo firme se opone a este cambio malo, es legítima tal necesidad, pero como en la actual sociedad se abusa de casi todas las necesidades legítimas y se las pervierte en su contrario, esa necesidad de perforación, a la que sucumbimos en tal actividad, se confunde con el ser necesario, estático, invariable de la cosa en sí misma y con la verdad, considerada como algo firme, inmóvil y permanente.
Theodor Adorno (Alemania, 1903-1969)
Ballet
Parque México

Concluyendo una sinfonía

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"Un viaje es una nueva vida,
con un nacimiento,
un crecimiento y una muerte,
que nos es ofrecida en el interior de la otra ".
Paul Morand
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Cierro los ojos. Dejo de lado por un momento las fuentes de displacer y me voy al mar con el fin de tomarme una sana vacación de mí mismo.

En mis oídos suena Schubert, numeración progresiva de sinfonías hasta llegar a la misteriosa octava, con sus dos movimientos, contrapuestos y suficientes, el primero enérgico y sombrío, el segundo, templado y sublime... ya no más un tercero, mucho menos un cuarto.

Dejo fluir la libido y la multitud de fantasías; dirijo mi caminar interno hacia un estado nirvánico. Gradualmente cambio el hábito cotidiano de la queja por la apuesta a un devenir erógeno, lindo y crucial.

El sol me abraza. La melodía inconclusa me anestesia profundamente, aflojo el cuello, las neuronas, la inteligencia y esto último sin necesidad de esforzarme demasiado.

Mientras enfrento aquel estruendoso sonido, presiento inauditas aventuras corporales y un calor cuyo desenlace aún ignoro.

Tras la huida del sol, la claridad del cielo es fragmentada, la esperanza que en su luz reflejaba es arrasada por un huracán, y por él, música y sueños son diluidos, vivencias y cumbres son postergadas. Neblina traicionera y de vil sincronicidad, ¿porqué habías de llegar esa noche?

La pérdida de la felicidad dentro de la tempestad es más grande y más fuerte. Es un vórtice que me arrastra y que me quiere llevar con ella hacia el abismo.

De regreso y ya en silencio, la inconclusa concluye. Ahora la música son palabras, ideas... el texto comienza a resonar con una provisoria libertad, el sonido de las palabras navegantes se va intensificándose a tientas y con una paciencia magistral surge la emergencia del asunto, de nuevo... el místico asunto de la felicidad.

Sacar el corazón por la ventana de la vida, mientras las mismas señales en el camino, recorren la longitud del cristal empapado por los vestigios destructores de aquel mounstro que dejé atrás.

Las líneas de Monterroso fecundan el último retoño de mi fantasía, y son éstas mismas líneas de bello grosor y libertad, las que traspasan cualquier aduana de melancolía y penetran cual huracán portador de nuevos vientos resucitadores de mil hojas muertas, suficientes para alfombrar el otoño de mi juventud.

Las palabras leídas se enroscan por un momento, encierran verdades eternas, lugares comunes, traicionan y dan muerte a ideales establecidos; y luego el texto corre, me olvida, sigue adelante haciéndose a sí mismo, idea tras idea, van cruzando el camino, hay un alto que considera si aquel merece o no merece una digresión, y claro… termina por merecerla. La digresión es efectivamente el asunto que lo armoniza todo, así resulta que la primera impresión del texto la mande sumisamente al carajo.

Texto de escritura irreverente, que por principio no se toma en serio a sí mismo, una vocecita que tiene la amable ocurrencia de dejar entrever lo intrascendente como parte de una sabia analogía; y que en esa analogía escribe la intrascendencia para que lo trascendente se haga presente alrededor del texto, y éste a su vez dirigido al compás de un gran orquestador de la palabra.

Y si... las palabras van interpretando a la sinfonía incompleta que ha sonado mi vida. Una consideración momentánea a esta idea, marca el movimiento inicial de la batuta de mi voluntad, y comienza la orquesta de mi pensamiento a reinterpretar los dos movimientos que han sonorizado mi existir.

Mi eterna búsqueda por completar lo inconcluso de mi existencia cesa en llanto, las partituras de mi vivir son desgarradas cruelmente al avanzar la lectura y comprendo, finalmente, que fui compuesto solamente por dos movimientos, y que en mi absurda exploración he confabulado en contra mía, tratándome de completar, de estandarizarme en cuatro movimientos como las demás sinfonías, como las demás vidas.
¿Que me llaman inconcluso?, tal vez, pero a Monterroso, siempre le deberé la acústica individual del saber, que soy interpretado mejor así... en dos... ya no más un falso tercero, ya no más un inalcanzable, feliz y utópico ideal de un cuarto movimiento.
Concluyo mi sinfonía con la certeza de que el texto, siempre seguirá musicalizando mi devenir...
eric

El guardador de rebaños


Creo en el mundo como en una margarita, porque lo veo. Pero no pienso en él, porque pensar es no comprender...
El mundo no se hizo para pensarnos en él, (pensar es estar enfermo de los ojos), sino para mirarlo y estar de acuerdo...
Yo no tengo filosofía, tengo sentidos... si hablo de la Naturaleza, no es porque sepa lo que es, sino porque la amo, y la amo por eso, porque quien ama nunca sabe lo que ama ni sabe por qué ama, ni lo que es amar...
Amar es la eterna inocencia, y la única inocencia es no pensar...
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1935)

Castillo nocturno
Coyocacán Posted by Picasa

Des-nudos


Cae la mano sobre el muslo izquierdo,
en un arco mórbido y superfluo.

Cae eternamente quieta sobre el coral de la piel suave,

joven, irisada en las veladuras del verde, el amarillo y el carmín.

La línea del contorno,
a veces perdida,
a veces aflora y se curva sobre el fondo liso y en reposo.

Cascada de luz fluida que se derrama sobre los pechos,
el ombligo y el pubis sonriente.

Bajada al lugar prohibido,
de inesperados rincones en penumbra.

Mizpah

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El cuerpo humano ha sido generosa fuente de inspiración para los artistas de todos los tiempos; esta temática se muestra con mayor énfasis y realismo en las artes plásticas. El tema del desnudo en el arte nos ofrece la respuesta que los creadores han producido al enigma femenino, su fuente de inspiración, su atractivo erótico, su seducción, su voluptuosidad; todo esto ha nutrido el acto creador, y han marcado con sus pequeñas pinceladas ese movimiento que nos intimida y que al mismo tiempo nos llama. En el momento en que el artista sabe articular el punto justo por donde el espectador es convocado, es justo allí donde somos atrapados.

Cada época ofreció diferentes formas para el goce estético en las imágenes del cuerpo femenino, cada una de ellas constituye una posición de búsqueda de nuevas fuentes de inspiración para lograr su posterior plasmación en diversos lenguajes artísticos.

Al preguntarme lo que realmente observo en la imagen de un desnudo femenino y la forma en que puedo describirlo, me encuentro con la necesidad de afirmar que no es fácil hacerlo sin los condicionamientos culturales que sin querer he adquirido. Me refiero a que me es muy difícil contemplarlo sin ese "mirar masculino" que regula mi percepción.

No quisiera ser arbitrario al hacer esta afirmación, pero tampoco puedo dejar de pensar en la manera en que desde muy pequeño he estado recibiendo un legado de representaciones corporales a través de mis sentidos.



Tampoco puedo negar los mecanismos de ensoñación de los días de mi adolescencia; al no encontrar en ninguna mujer la real personificación de la belleza, tomaba de cada una un pedazo e iba construyendo mi Venus de belleza perfecta, despedazando a todas las demás, para al final poder contemplar a la mujer ideal.

Con el tiempo descubrí que mi idea de belleza femenina había sido fabricada por una serie de mitos tan antiguos como los griegos y tan actuales como los que veía en televisión, dejándome con el vacío de no poder contemplar a ninguna mujer de carne y hueso.

Al irle perdiendo el miedo al enigma de la feminidad a través de mi fascinación por lo insondable de sus laberintos, al ir comprendiendo aquel punto nodal que definió la relación de mi subjetividad con el deseo, el amor y la pasión; pude reivindicar el lugar de la feminidad, ya no más como esa idea extranjera que es toda mujer para el hombre, sino descubrir aquel enigma impenetrable en mi mismo.

¿Qué es una mujer para mí?, este cuestionamiento se fue respondiendo, a medida que la idea de mujer iba tomando una nueva composición. Al diluir el enigma, desnudándolo, prenda por prenda y despojarlo de toda preconcepción más allá de percibir a la mujer como mero objeto de deseo, pude revestirla con el ideal de virginidad, con la sensualidad de la maternidad, con la capacidad que posee de crear vida y con el potencial de acompañamiento que siempre me ha mantenido en la espera por encontrar en la mujer, mi realidad y mi hora de verdad.

Pero la realidad me dicta que carne soy y que la mujer también lo es; al final siempre quedarán los cuerpos, la inquietud que provocan y la manera en que son los causantes de la atadura de todo drama, de todo destino y de todo amor.

Tras la resolución del enigma, me encuentro con un secreto rodeado de sutileza y sensualidad, un secreto que todavía no logro comprender el porqué se le ha de mantener oculto.

El secreto que ruega por ser revelado, el secreto a voces contenidas en redes de textiles esperando por ser desgarrados, el dulce e inocente secreto del desnudo.

El desnudo femenino siempre me significó la presencia de una realidad alterna y tristemente oculta, tal vez por mantenerse siempre escondida me fascinaba y al mismo tiempo la emparejaba con el pecado de saberme perecedero.

Crecí y aparentemente maduré. Una tarde como cualquier otra, bajo la tenue luz de una vela y un incienso, me encontré ante la conjunción del enigma y del secreto, encerrados en lo que para mí quedó definida la belleza y que al compartir una mirada quedó escrita y firmada la declaración que la vida tal y como es, perdurará siempre en la desnudez.

El desnudo siempre se recuerda, como es recordada la geografía recorrida en los viajes de placer y seguirá siendo el lugar seguro donde el descanso se encuentra en la intimidad de otro y en la de uno mismo.

¿Qué pasa cuando esa desnudez se enfrenta con un espejo? ¿Qué tan precisa es la declaración de la verdad?. Hasta el más narcisista de los narcisistas, nunca se acostumbrará a lo desgarrador que puede ser un reflejo.

El espejo siempre será el portador de un discurso, de una imagen y de un silencio. Podrá ser el testigo de cómo se restituye la paz en la conciencia y en el alma: podrá ser una ventana hacia los recuerdos; o podrá ser un lugar en donde todas las percepciones encuentran la calma de la ausencia de todo movimiento y que permite dibujar la resplandeciente vida bajo una piel que oculta el intenso y caótico interior...

eric


domingo, febrero 12

El arco iris

Yo niego absoluta y francamente ser un alma, o un cuerpo, o un espíritu, o una inteligencia, o un cerebro, o un sistema nervioso, o un conjunto de glándulas, o cualquier otra parte de mí mismo.
El todo es más grande que las partes.
Pero hoy, después de tres mil años, después que estamos casi completamente abstraídos de la vida rítmica de las estaciones, del nacimiento, de la muerte y de la fecundidad, comprendemos al fin que tal abstracción no es ni una bendición ni una liberación, sino pura nada. No nos aporta otra cosa que inercia.
D.H. Lawrence (Gran Bretaña, 1885-1930)

Tu fantasma
Parque México Posted by Picasa

sábado, febrero 11

Hermeneuticándome

"Comprenderse es apropiarse de la historia de la propia vida de uno...
es hacer relato de ella, conducida por los relatos,
tanto históricos como ficticios,
que hemos comprendido y amado.

Es así como nos hacemos lectores de nuestra propia vida"

Paul Ricoeur
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Luego de establecer los criterios de una sospecha ontológica en lo que ha sido mi existir en este mundo a lo largo de, cronológicos, veintisiete años; y de poner en tela de duda demistificadora, mi mundo que había creado en la alucinación y el delirio que una percepción sesgada y un lenguaje insuficiente conformaron; se estableció un espacio de transitoriedad en donde lo imaginario, lo paradójico y lo simbólico tuvieron una confrontación a muerte.

Tal y como aquella metáfora del árbol que nació torcido y que permitió que fuese talado y desenraizado al darse cuenta que jamás iba a poder enderezar sus ramas, fui recorriendo cada una de ellas en toda su conífera longitud, mientras que se iba desplomando en el más vertiginoso de los movimientos, hasta que por fin, el colapso con una realidad árida y horizontal, provocó que lo entrañable de sus raíces expirara un último fotosintético deseo, el de poder renacer como la jacaranda que siempre había querido ser.

Como dijo el poeta, la cuna del hombre la mecen con cuentos, no con razones. Pues bien, tuve que detener aquel movimiento apaciguante en el que yacía dormido y volver a narrar aquellos cuentos con los que me narraron mi identidad y en donde conformé mis ilusiones, ideales, alucinaciones y pesadillas.

Todo ese constructo imaginario narró una representación ficticia de mí mismo, consolidándose así, una mitología literaria que fue creando un mundo interno desde lo pre-simbólico, mistificando las pulsiones más primarias, hasta la elaboración de las sensaciones más humanas.

Mi vida comenzó como un mito que requirió de una labor literaria, poética y novelar, para poder mantener una cierta coherencia que alineara en lo cronológico y significativo, la nueva cadena de acontecimientos que se le iba agregando a cada instante; y que todavía más importante, pudiera editar aquellos sucesos que no concordaban por su contenido, con la trama ya establecida.

Fui entonces el personaje principal de mis propias fábulas, mitos, parábolas, alegorías, grandes epopeyas y tragedias, utopías y ucronías sobre el mal y el bien y el destino de existir. Relatos todos que afectaron decisivamente mi forma de conocer el mundo, de establecer mi moral, carácter y costumbres.

Aquél niño escritor se contaba a sí mismo cuentos que lo consolaban, lo entusiasmaban y lo animaban, a veces lo afligían; con el tiempo, tanta creación literaria desarrolló en él una omnipotente habilidad de manejar sus más íntimos miedos, al caracterizarlos en el gran dramaturgo escenario de su mente.

Cuando se sentía falto de inspiración recurría a varias fuentes en donde encontraba materia prima literaria que alimentaba su deseo de crear las distintas ramificaciones narrativas de sus cuentos que ya para estas alturas, se habían convertido en mitos que ya dejaban relucir cierta tendencia por consolidarse en verdaderos y apegados con los primeros atisbos de realidad objetiva que empezaba a percibir.

Tales fuentes de inspiración iban desde los sueños hasta las caricaturas, pasando por lecturas y algunas conversaciones que entablaba en alguna que otra noche de Halloween; tales relatos estaban poblados de ángeles y hadas madrinas, pero también de demonios, de ogros y de esfinges feroces.

Para aquel niño que fue maltratado, el lobo acabó siendo más real que para Caperucita... aquella mitología le avisaba pragmáticamente, de que en realidad el mal existía.

Una vez comprobada esta premisa, el niño fue creciendo y esa habilidad narrativa nunca le abandonó, siguió contándose cuentos hechos de la mitad de las verdades y de vestigios sintagmáticos de sus emociones, y así fue como enfrentaba una realidad discretamente ya mistificada por la cultura y la religión que le fueron impuestas.

Así me fui constituyendo y al mismo tiempo, trascendiendo; con todos esos cuentos que me contaba, en esa intemporalidad evanescente e inmemorial donde habitaban en un equilibrio dinámico, Superman, Batman, el Principito, Hulk, Mafalda, Darth Vader y su hijo Luke Skywalker, y también Adán y Eva, ángeles y demonios, Cristo y la serpiente...

Mi historia estuvo constituida, en cierta medida, por los acontecimientos que yo mismo producía, con tal de perseguir aquellas mismas utopías y nunca alcanzarlas.

Lo imaginario fue entonces lo que abrió un camino que me acercó a lo real y a la creación; aunque muchas veces esa imaginación se comportaba de forma muy loca y psíquicamente promiscua, bien puedo reconocer que sin ella, mi vida hubiese sido muy descolorida y triste.

Si bien lo racional en mí se ha visto desde un principio opacado por esta inventiva imaginaria, no ha quedado de ninguna manera excluido. Lo imaginario no es sinónimo de irracionalidad, puesto que de ella me valí para poder construir todas mis utopías, que no fueron mas que ilusiones racionales, sueños desde la razón y muchas veces constituyó la forma en como mis deseos se expresaban racionalmente y que generalmente apuntaban hacia una salvación eterna realizada en otro espacio y en otro tiempo.

Pero hubo también ocasiones en donde mi imaginación se tornaba peligrosa, al momento en donde la razón parecía ya no un apoyo, si no un obstáculo por derribar; y siendo ésta endeble, resultaba fácilmente vencida, teniendo como consecuencia una percepción en la que difícilmente se distinguía lo imaginado con lo real. Todos los absurdos resultaban posibles y en donde la imaginación suplía mi impotencia, y entonces fui creando falsas ilusiones, en lugar de abrirme realidades alternas.

Las ilusiones entonces fueron narrando el cuento de que lo imaginado era lo real, antes de sí quiera, poder demostrarlo. Todo este mecanismo fue igualmente sustentado por personajes culturales y religiosos que me prometían alcanzar aquellos paraísos imposibles y al mismo tiempo los medios de comunicación actuaron como narradores infatigables, como un flautista de Hamelin de mi capacidad de crítica, llegando a manipular mi imaginación.

Al darme cuenta del nacimiento de esta tragedia, creí que abandonando mi imaginación iba a ser capaz de no caer en estas trampas que me ponía la alteridad, renunciando así a los mitos que le daban un sentido a mi existir, pero que al mismo tiempo renunciaría a los imaginarios que me habían hipnotizado.

Afortunadamente caí en el entendido de que el tratar de vivir sin mitos, en sí es un mito; tuve que aceptar de nuevo que los mitos y lo imaginario formaron, forman y formarán parte de mi existencia y apostar por desarrollar una habilidad que complemente las polaridades aparentemente opuestas, entre lo racional de lo imaginario y lo loco de lo racional. Me refiero a una capacidad de poder elegir mis mitos desde una autonomía poética y poder conservarlos en un equilibrio y armonía en donde se pueda establecer un diálogo entre ellos y mi racionalidad.

Desde luego fue también doloroso, el enfrentar la patología subyacente a la necesidad de crearme utopías. Es por eso que hoy la demanda se establece desde la necesidad de una aplicación razonable, más no racionada, de mitos e imaginarios en mi vida. Todo esto sobre una dialéctica que me enseñe recibir y dar razones con una alteridad que regule lo posible y no posible; una retórica que me enseñe a persuadirme y que genere en mi convicciones genuinas; una hermenéutica que me enseñe a unificar una aplicación concreta a lo que vaya re-interpretando y comprendiendo históricamente en mi vida; y por último, una poética, que me permita sensibilizarme ante la tendencia cultural de resolver los problemas inherentes al existir, de una forma práctica y estéril; y que al mismo tiempo me enseñe a crear mis propias soluciones de manera fértil e impráctica.

De manera que coexistan todos estos aspectos, al edificar una nueva epistemología ligada fuertemente a mis sentidos, que lleguen a afectar de manera esencial a mi condición, que puedan expresarla al mismo tiempo que la re-interpretan. Aceptar desde un equilibrio entre lo racional y lo imaginario, lo paradójico y bello en el amor, en la envidia, en la justicia, en la simpatía y en la ternura, en el sufrimiento y en la muerte.

Creer y percibir lo imaginario y racional en la Belleza y en la Gracia, como las expresiones estéticas más universales, y disfrutar infinitamente los efectos terapéuticos que proporcionan a mi espíritu y que al mismo tiempo justifiquen solemnemente la preservación de mi saber-me, desde lo mitológico y lo poético.

¿Qué me importa que la historia de Narciso no sea verdad, si puedo gozar con ella, si me purifica del fastidio de mi realidad y al mismo tiempo la confronta y la comprende mejor?

¿Qué si toda esa mitología e imaginación contrarresta los estragos de cómo yo viví esa racionalidad como algo autoritario? Una racionalidad que minimizó mi amor por la Imaginación y Humanidad; queriendo sustituirlas por saberes “útiles”, que supuestamente incrementarían mi poder para enfrentar al mundo y me conducirían hacia una felicidad condicionada a lo eficaz y productivo que yo pudiese llegar a ser.

Esta falta de equilibrio entre lo racional y lo imaginario, provocado por una ausencia de apertura ante lo aparentemente diferente del otro, conllevó a que estas dos polaridades tuvieran una concepción de la otra, como si se tratase de una mentalidad opuesta, primitiva, subdesarrollada, atrasada, alienada, supersticiosa, errónea, agresiva... En lugar de haberse complementado desde una mutua fascinación por la otra, sin tener que probarse a si mismas para que la otra corroborase su autenticidad, sin descalificarse.

Tal vez debido a que lo imaginario y simbólico se presentaron en mí mucho antes de que cualquier chispazo de raciocinio y hayan constituido la forma más antigua, y a la vez ingenua y sentimental, de comprender las cosas; pude encontrar en lo mítico una manera de representar no sólo la realidad, si no el trasfondo de ella, en una manera en que no puede ser expresada de otra forma.

Es por eso que cuando lo racional se me presentó envuelto en un velo de deseo, pude aceptar su crítica dirigida a todos los supuestos irracionales de mis mitos; sin que esto significara que se dejaran de crear, pero ahora ya con símbolos nacidos de una conciencia intelectual y afectiva; racional e imaginaria. Símbolos que me permitirán contestar mis más grandes cuestionamientos de mi existir... mi génesis y el ¿para qué? de ello.

Mi saber entonces, tendrá un nuevo valor, porque sabré como usarlo con un sentido de lo que quiero encontrar a ciegas en lo lumínico de mi realidad, a través de los nuevos constructos imaginorracionales; desechando todo consumismo compulsivo que me lleve a comprar símbolos que nieguen mi profundo convencimiento de que la forma en como viví los hechos que acontecieron en mi mundo no son, ni nunca serán la única verdad.

Lo que me lleve también a comprender esa causalidad profunda entre algunos de mis mitos y algunas formas en que atemporalmente experimenté mi vida. Es claro que siempre tendré una nostalgia de una armonía espiritual y corpórea que quedó rota y desterrada años atrás de mi subjetividad.

La mitología cristiana fue articulada durante mi vida por la cultura en que nací y fue narrando toda una gramática generativa y creativa, que me permitieron expresar y comunicar sentimientos y refinar relaciones desde mis ingenuas y sublimes pretensiones de fraternidad universal.

Preguntas desde muy chico las tuve, ¿quién realmente soy?, ¿dónde está Dios?, ¿porqué sangra y está muerto, no se supone que está vivo?, ¿de qué se trata todo esto de la vida, porqué me tocó en este planeta y no en otro?, ¿qué pasaría si nada existiera y lo que existiera fuera eso mismo, la nada?

Soy una criatura con una gran sed y he vivido obligado a volver a mi hogar, un lugar que nunca he conocido.

¿Qué si solo existo como una representación imaginaria en el mundo y Dios es el que me está soñando?

¿Qué si el soñador soy yo y la imaginación me da la cualidad de omnipotente y tenga yo la capacidad de sostener mi realidad, cualquiera que yo elija?

¿Qué si la imaginación para mí lo es todo y me basta imaginar una cosa para que ésta exista?

El ateísmo de no creer en Dios no me ha servido y tampoco el ateísmo de no creer en mí mismo. Vamos, ni siquiera poder llegar a ser un falaz agnóstico. Mi fe está puesta en mis sueños, y no para destruirlos convirtiéndolos en realidad, sino más que nada mi fe esta puesta en mi capacidad de crearlos y también de destruir aquellos que alguien más soñó por mí.

He soñado sueños ajenos y sueños de sueños. Es tiempo de crear los propios para seguir creyendo, es tiempo de creer para seguir creándolos y alcanzar la dignidad de convertirme en señor de mi fe.

He querido ser todo en mis sueños, ahora quiero ser nada en ellos, excepto el Ser que existe por sí mismo en mi. Las raíces de mi futuro son antiguas, por ello quiero seguir guardando y recreando viejos relatos, nombrando a viejos dioses para que regresen rejuvenecidos, desempolvando moralejas de añejos cuentos, imaginando lo que puedo ser en lo que fui, para crear con sentido un espacio y un tiempo habitables, a los que pueda siempre dirigirme.

En fin, poder preservar desde una postura crítica y emocional, mis mitos antiguos reeditándolos. Seguirán hablándome de aquello que no puedo conocer, de lo posible, verosímil e inverosímil en mi existir, de mi origen y de mi destino.

Siempre necesitaré imagos de un alfa y de un omega para darle sentido y fuerza a mi vida, porque sé que en mis creencias se encuentran las raíces de aquélla Jacaranda que comienza a nacer desde lo que siempre he sido y seré: un cuento en cuyas entrelíneas, los demás se puedan leer...
eric