domingo, abril 1

Mitología ancestral




Desde que la nada hace hiancia en el universo, cuenta el registro antiguo de alguna que otra crónica perdida, la existencia de lo que hasta la fecha se desconoce si fue un canto, un poema, un texto sagrado o simplemente un cuento que se transmitía de generación en generación.

Ninguna criatura ha tenido la orgánica complejidad para discutir si quiera, alguna posible verdad entrelazada en las letras de ésta suerte de narrativa; puesto que los ancianos solo la contaban en su lecho de muerte, lo hacían en extraño dialecto, en lo alto de las montañas, allá en donde los viejos vivían sus últimos días.

A veces el texto podía ser transmitido oralmente en aquel último momento previo a la muerte; pero generalmente, los ancianos morían en una soledad artera, a lo que se atenían solo a inscribirla. En ocasiones grabándola en piedra, en troncos, o en extremos casos, en su piel misma. Extraños jeroglíficos eran usados, lo que hacía casi imposible descifrar su contenido...

Después de consultar a varios sabios de antiguas tradiciones, se ha reunido un grupo de historiadores, filósofos, poetas y creyentes de varias religiones, con el propósito de integrar sus conocimientos, su sensibilidad artística y la fe de sus creencias, para re-crear lo que hoy se lee como una humilde interpretación de lo que aquél texto pretendía compartir a las próximas generaciones...

Es importante indicar, que el lenguaje usado puede llegar a ser confuso y falto de reglas gramaticales, pero no por ello se ha considerado falto de sentido. Digamos que en aquellos tiempos, se escribía poesía sin saberlo.

Sin más preámbulo, he aquí el texto... oportuno para aquellas almas o mentes que se encuentran en naufragio existencial, condición cada vez más común en estos tiempos de post-modernidad.

El texto dice así:

"Siempre se sucumbe ante la intromisión de la tierra grana y semilla, sin tiempo y berenjena, arriba la cabeza encima, los segundos se rodean sin saborearse su caida... los granos de tierra sucumben siempre por debajo de los besos granosos del sexo y del lodo, te formaste por encima de una cabeza, cada vez te encuentras una soledad entrometida por los segundos que se te caen de tu vida...

Es imposible despertarse en el padecer que se irrumpe, cuando un dolor se corta en dos, testigos nuevamente de lo que los sueños ignoran lo que fuiste, contenidos en un grito, sabiendo sin saber lo que nunca alcanzas para sumarlo al resto de tus noches... sin haberte despertado, las semillas padecieron su parto, rompiéndose en dos, las plantas de tus pies acarician tu división, brotándose tus manos en el barro, bebiendo tu saber para restarlo del tiempo que le queda a tus días...

Tus uñas se tallan la tierra en tu interior, los ojos del coyote permanecen inmóviles en el antes de los siglos, tu cabello es cortado en cascadas de sangre, porque cada despertar apunta ascendente, el arriba siempre promete el silencio de una luz, cada vez, las montañas encuentran sus cuevas, cada vez los árboles platican con sus raíces, cada vez los hombres quedan atrapados en el llanto del pasado, obedecen al tiempo que los circunda, se congelan en sus siglos, adormecen su invitación a los palacios y a los laberintos, ignorando la prisión de sus raíces, aferrándose a la tristeza del subsuelo y con sus alas, continúan creciendo...

El ciego es una luz que dibuja los cuatro puntos cardinales, los arboles caminan en la superficie del agua, el sol y la luna se odian contemplándose, porque son niños nacidos de las estrellas, corren sin alcanzarse, el sol y la luna son ranas silvestres, se ciegan con su luz, vuelan al oriente y al occidente, con sus pieles se permiten una galaxia, durmiéndose siendo unos, el colibrí canta, y mueren siendo otros... cada lucero se despierta al desaparecer en el horizonte, escucha al grillo cuando está ausente...

Tu piel es por debajo azul, cuando el tronco es corteza, tu familia celebra la sangre de tu corazón que envenenan, cuando las noches se parecen a los días, se bebe lluvia, se existe solo en los poros del suelo, donde tu espejo pregunta lo que hay adentro, tu espejo te responde en el afuera. Las ramas obedecen cada cosa que sucede por debajo, es tu piel interna en una noche de cadenas...

Es la ilusión, el tiempo cambia con tus horizontes y promesas... los cielos se tiñen de ideas y de estrellas, la liebre corre huyendo de tus promesas, tan solo la serpiente cava agujeros establecidos por los ramajes de tus condenas, los gritos vienen con el rayo, la muerte después, quebrantando lo que has vivido, silenciando lo que has sufrido...

Arriba otro cardinal, abajo lo que no puedes conocer; otros mundos en tu profundo sueñan con otras raíces, la boca escupe lo que tus ojos atan en tu estirpe; cada cabeza se revierte con lo que el infierno carece, el cansancio llega cuando tu cuerpo se entierra en un río; las nubes sueñan, el fuego se moja y el viento se siembra...

Pequeñas flores brotan de tus dedos, el canto es un fruto de una lejana promesa; ¡canta joven, canta!... Ya viene la tormenta niño, viene ya lo que en otro mundo viviste y en la lluvia recordarás; vuelve a la tierra de tu agujero, vuélvete a la centella de tu aliento, la serpiente ahora es un rayo que te toca en tu mitad, tu destino es un murmullo...

Llora con las hojas que se caen, tus rodillas son dos manos que se pierden en soñar, es tranquilo tu miedo si encuentra tu oscuridad, cada estrella te detiene en su vibrar, la luna y el sol ahora son amigos, siente tu dolor cuando la semilla se rompe, la mariposa muere cuando la tarde te abraza, el árbol desaparece en el hogar de sus pájaros, es uno el coyote y muchos sus rastros, calla tu silencio, habla tu tambor, ¡danza niña!.. ¡alégrate en tu danza!...

Espera a que el cielo se desgarre con tus ramas, salpica tus espaldas con la saliva del águila que te acompaña, espera a que la lluvia sea de tierra y la galaxia tras de tí se pierda, el sol y la luna se despiden, tus pies ya no caminan, las aves son de fuego, giras y giras, todo agoniza cuando el árbol cae en tu otoño que suspiras...

Encuentra en donde te traspasó el rayo y por ahí desvanécete, tu madera es agua, no olvides tus ramas y tus raíces, eres el lugar donde estuvo el trueno, eres el sonido de una noche perdida entre las hierbas... desaparece de ti, pierde tu oido cuando el silencio te escuche, encuentra tu propia cueva...

La vidamuerte me ha visto en la sonrisa de tu niño, trae contigo tu piel y tu semblante; al otro lado, el puente se ha formado con tus pétalos, un momento más para mis huesos, la luz ha entrado por mi cueva, toma mi mano y sal de tu vientre al firmamento que te espera... "



No hay comentarios.: