lunes, mayo 1

Mañana es siempre



Cómo quisiera despertar cantando.
Pero amanezco, en cambio, dolorida de no haberme quedado en ese espacio, en ese tiempo de morir prestada.

Una isla no inscrita en ningún mapa, una célula enferma de ignorancia, un asfixiado mundo en miniatura, una avanzada humanidad triunfante, en clarines y hogueras homicidas.

Tabla sola, sin náufrago siquiera, y luchando, relincho hacia la costa, y animada nomás por el recuerdo de un aliento mordido a sus astillas.

Cómo quisiera despertar cantando, y me muero de sed y hambre de canto mientras desborda la preñada aurora en promisorio bermellón de vinos, y expandida, hoguera en panes, horneándose a lo alto.

Yo estoy abajo, debajo de la historia, sepultada en antorchas apagadas y estandartes marchitos.

Sumergida en humores subterráneos y en cenizas de huesos de bandido,
Soy el se que no fue, lo que no pudo, la olvidada, desdeñada semilla, pero existo.

Dentro tengo un sauce inclinado que me llora.
Un niño triste me llama, sin nombrarme.
Me doy cuenta, me doy cuenta, yo existo.
Mañana espero despertar, cantando.

Matilde Kirilovsky de Creimer (Argentina, 1912-2000)

No hay comentarios.: