jueves, septiembre 27

Huecos de un laberinto



Vivo en casas llenas de puertas
en los cuatro puntos cardinales.

Yo pensaba caminar en línea recta:
primero una, luego la otra,
como un pasillo de palacio encantado
-las voces que esperen al otro lado-.

Tardé en llamar laberinto a la casa.
Veinte años en los que no hice sino listas,
intentos, viajes, errores,
hasta que al fin dejé mi somnolienta vocación
por una nueva,
la de animal oculto, nostálgico, sin destino,
enrejado en una trama sin nombre y sin llaves.



Dana Gelinas

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