jueves, diciembre 20

La apariencia del árbol



Dame sed, no agua,
fulge el mar rueda del retorno,
simple el sol cuando amanece,
duele como amar a dios sin verlo,
es la espera un postigo
que se cae de herrumbe,
manos de nostalgia hundiéndose
violenta en nuestro pecho,
es la dulce temporal rendija,
que navega fieltros de aire
para escuchar la voz amada,
como vestido íntegro de novia.

Soy solo y no me olvido,
desde el día en que me parieron
tres cuerdas graves,
soy sordo, necio, bajel sobre mi odre.

Soy ciego, torpe, enamorado.

La vida como un sufrimiento pasajero.



Mario Alonso

No hay comentarios.: