lunes, septiembre 4

Mi patología

Rasgos principales

Uno de los rasgos principales del romántico reside en su espíritu individualista.

El romántico equivale a la rebelión del individuo, a la violenta exaltación de la propia personalidad. El "yo", al que ahora se le tributa un culto frenético, constituye el máximo objetivo de toda la vida espiritual. El mundo externo apenas conserva otro valor que el de mera proyección subjetiva.

Agudo egocentrismo que tiene sus raíces en la doctrina enciclopedista (defensora de la postura crítica intelectual) y en el mundo prerromántico (rehabilitador del mundo de las emociones personales).

El hombre romántico se caracteriza también por su aislamiento y soledad. Su individualismo está marcado sobre todo por su conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto de los demás, que en ciertos casos incluso deriva en un sentimiento de superioridad - su genio, su desgracia o infelicidad mayor que las de nadie -.

Esta es la razón por la cual el yo del artista pasa a ocupar el primer plano de la creación. Los sentimientos expresados en las obras románticas son los de sus creadores, quienes expresan su insatisfacción con el mundo, su ansia de infinito, su búsqueda del absoluto, su amor apasionado, su deseo vehemente de libertad, sus estados de ánimo…

El ansia de libertad

El ya mencionado individualismo del hombre romántico produce en él una protesta contra las trabas que hasta entonces tenían cohibido su espíritu, lo cual deriva consiguientemente en un ansia de libertad que se refleja en todas sus expresiones mediante el arte, la literatura, la música, la conciencia…

Irracionalismo

Los románticos rechazan la razón y todo lo racional. Sus temas preferidos están relacionados con lo sobrenatural, la magia y el misterio. A estos románticos les falta un pensamiento sistemático y coherente; no comprenden ni interpretan el mundo de una forma global.

Subjetivismo

El romántico le concede una gran importancia a las emociones, los sueños o las fantasías.

Como formas de conocimientos principales se aceptan la intuición, la imaginación y el instinto; es descir impulsos no racionales, marcados por los sentimientos. La pasión se considera una fuerza superior a la razón.

El espíritu idealista

Los románticos sienten una gran predilección por lo absoluto, lo ideal, en conexión con la filosofía idealista. Por este motivo buscan desperadamente la perfección, lo absoluto, lo cual explica, por una parte su necesidad de acción, su vitalismo, pero por otra, los anhelos insatisfechos que derivan en su frustración e infelicidad. Ese vago aspirar hacia un mundo superior al de las realidades sensibles y que la razón no acierta a definir, cristaliza a menudo en unos ideales concretos, que el romántico se impone como norte de su vida: la Humanidad, la Patria, la Mujer.

Hacia estos objetivos concretos el hombre romántico dirige sus ardorosos afanes: el sentimiento filantrópico, el ideal patriótico y el amor, al que a menudo se le une un vago misticismo.

Angustia

Al haber perdido la confianza en la razón, el ser romántico es por naturaleza alguien inseguro e insatisfecho, lo cual da lugar a la desazón vital romántica. El romántico siente la vida como un problema insoluble. Su instinto le denuncia la existecia de fuerzas sobrenaturales que escapan a todo conocimiento racional y una invencible angustia sobrecoge su ánimo. Se sabe víctima de un ciego destino sin justificación lógica e increpa a la Naturaleza, que contempla impasible su dolor.

La idea de infinito preside su vida; de ahí su inquietud febril y su terrible desequilibrio. Este aspecto es, sin embargo, también motor de la creación artística en la búsqueda constante del romántico de respuestas y soluciones a las dudas y problemas que se plantean.

Choque con la realidad

Otro tema importante en el romántico es el del desengaño que deriva del choque entre el yo hipertrofiado romántico y la realidad prosaica y gris que no da satisfacción a sus anhelos e ideales.

El romántico - arrastrado por las imágenes que él mismo ha creado en su interior - se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones. Este hecho lleva al hombre romántico, falto de serenidad para aceptar su ambiente, a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas morales, sociales, políticas o religiosas.

Soledad

Es propio del romántico el gusto por la soledad. Los románticos huyen de la realidad mediante el refugio en sí mismos, lo cual justifica la preferencia por lugares solitarios como jardines, espacios apartados o recónditos, oscuros, ... Esta soledad del romántico nace también de la afirmación de su yo, de su individualismo.

Nueva Sensibilidad

El romántico amplía su sentimentalismo en la búsqueda de la intimidad tanto en sí mismo, como con su pareja. Resaltan las características de la introspección, la nostalgia, la melancolía, la tristeza y la soledad, a la vez que se extiende el sentimiento de fugacidad e infelicidad de la vida humana, lo cual provoca la típica angustia romántica. El gusto por lo sombrío y crepuscular son reveladores de tal sensibilidad.

Naturaleza dinámica

Todos los rasgos románticos anteriores permiten comprender bien que en su rechazo del mundo que les ha tocado vivir, los románticos hayan podido tomar dos direcciones opuestas: la nostalgia por los antiguos valores tradicionales o la rebelión. Entre lo tradicional o conservador y lo liberal o progresista.

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