sábado, enero 6

Sé es lleno de instantes para ser vacío de ellos


"...soy en el lugar donde se vocifera
que el universo es un defecto
en la pureza del no-ser..."

{A este lugar donde se vocifera esta impureza,
es a lo que Lacan llama goce...}

[como] "...aquello cuya falta
haría vano el universo".


Jaques Lacan


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Ayer caminaba nocturnamente por la playa, pude ver a la dama plateada en su llenura, postrada en un cielo juguetón, con sus nubes, estrellas y una que otra gaviota pasajera. El oleaje era de mercurio, como metal líquido reflejaba su descendiente claro, formando un silencio casí único. El instante fue de leve quietud, de vaivén en letras que se rendían al no necesitar formar palabras, mucho menos pensamientos... era el estar, un color nuevo; el ser, una tonalidad nueva.


Caminaba y era suspendido por la lunar mirada, sostenido por el infinito del camino acuático que me invitaba a llegar a ella.Ella como siempre, inalcanzable, aunque llena y al mismo tiempo vacía de promesas, vacía de suspiros, vacía de querer llamar la atención de complejas y falaces poesías...


El andar de mis pasos se volvía inerte, era un andar sin movimiento, sin deseo de necesitar, demandar, mucho menos desear llegar a algún lado...


Simplemente, aquél era el lugar al que había querido llegar desde dias enraizados en meses, a su vez, esculpidos en años...


En la minúscula parte oculta y mítica de una ola cóncava, apareciste; sin ser un pensamiento, ni siquiera una idea. Eras de la misma sustancia del paisaje. Paisaje que encontraba oportunidad de ser interpretado por la organicidad de mis neuronas.


Aquello era arte y un poquito más.


Aquello simplemente era un instante: efímero, irrepetible, irrevocable... Instante sustraído de mis locuras y de aquellas andanzas por querer llegar siempre a algún lugar, y terminar siempre en el mismo.


Posiblemente también para la Luna, una noche entera tan sólo sea un instante efímero, en el que por una brevedad, se presente a nosotros llena, plena, luminosa... Instante lo fue para mi también, el permitirle que su llenura vaciara mi pensamiento, lo vaciara con dulzura, y disculpen ustedes lo reiterativo - por una pequeñísima fracción de tiempo - , a todo mi ser...


Dicen por ahí, que detrás de la belleza, se encuentra la muerte. Es muy posible también, que detrás de un instante lo esté...


Cuando se habla de muerte, se habla de otra dama; una cuyo rostro se mantiene oculto, como el otro lado de la Luna. Por ella, el imperativo de que un instante, contenga en sí, al infinito en su brevedad; por ella el gran alivio de su pequeñez, porque tan solo nos permite espiar con otra mirada, lo que hay detrás, lo que hay del otro lado. Por ella también, el requirimiento cuántico de que en algo tan pequeño, algo tan inmenso encuentre un espacio, a un mismo tiempo.


A los instantes no se les encuentra... es inútil, y hasta pretencioso, emprender cuasi místicas búsquedas y erigir falsas doctrinas por querer sentir lo oceánico sin mojarse, sin contemplar si quiera el riesgo que implica el poder llegar a ahogar a la propia vida y al deseo en ellos...


Son los instantes pues, los que lo encuentran a uno. Llegan; como la vida y la muerte, puntuales a su cita. Inútil también querer dejar de sentir emociones, o de pensar o hacer cosas que supuestamente lo alejan a uno de la instantaneidad del instante.

Es gracias a lo que vivimos, sufrimos, dolemos, gritamos, lloramos, perdemos, morimos, luchamos y padecemos; en fin, gracias a lo que experimentamos como lo que somos y de lo que estamos hechos, que los instantes contrastan, tal como Luna lo hace en medio de tanta tanta oscuridad...


Desconfiar de aquellos que se disfrazan de instante y que ofrecen caminos rápidos para llegar a ellos a cambio de cumplir con una supuesta brújula de orientación, como si la bella experiencia de ser humano, significase estar perdidos...


Desconfiar de las publicidades, de las miradas, de lo que se encuentra encapsulado, que los instantes no se encuentran en lugares...


Desconfiar de cuando uno tenga la certeza de haber encontrado el "Camino", la "Persona", la "Doctrina", la "Práctica", que lo único que se ha encontrado es la forma de asesinar a la eterna búsqueda por lo que no se puede encontrar; la eterna búsqueda que es la vida, la eterna búsqueda por la muerte; y sabemos que ella, salvo valientes excepciones, es la que puntualmente nos encuentra...


... que nuestra vida esté pues, llena y al mismo tiempo, vacía de instantes...



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