miércoles, marzo 21

Una inmortalidad fallida




Hay una semilla arraigada en mi corteza
de fénix enterrado, en su interior
hay una letra inscrita con la tinta de mi semen;
colgando, está la pupila de tu ojo
atravesada por el azul de un espejo.

Tu ombligo es vagina vacía de tu láctea palabra,
es en donde el paraíso deviene esfera,
la Tierra un moroso trámite,
y el infierno una lágrima indecisa de caer...

¿En qué doblez de sábanas nos perdimos?
¿Cuándo fue que el silencio comenzó
a arder en el pecho?
Ignoro qué hacer con el exhilio de mis dedos,
a ciegas buscan su húmedo retorno,
en el que puedan fecundar nuevas estrellas,
ante la perpleja mirada de su hembra...

Mi centro tiembla ante la voz de tu mirada,
y desnudo te confieso que no puedo arrancarme
la cadena de letras que me ata, tampoco fundirme
con alguna galaxia extraviada de su patria,
tan sólo seguir cosechándome en metáforas,
secarme el olvido, con lo que escuches de mis lágrimas...


eric

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