domingo, septiembre 4

Tierra de Oriente


Al oriente de mi tierra
solias recostar tu voz,
desembarcando en silencio
tus huellas en mi arena.

Ni la Luna misma
alumbraba tanto,
como el ámbar
de tu luz.

Era el amor.

Una mariposa entintada,
una constancia infinita
creyendo en la eternidad
de tu aceite con el que
me ungías.

En la frontera de mi tierra,
ahí donde empezabas tú,
ahí donde tu piel me hizo
sentir que continuaba yo.

Con un ala partida en dos,
en mi vientre en el que descansabas,
con Troya ardiente en cada paso,
hoy afirmo que fue mi cuerpo
el que habitabas.

Hoy tatúo mi Odisea,
llevando a Ithaca
en mi pecho,
tu inicial
en mi costado.

mizpah

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