viernes, febrero 10

La confesión de un hijo del siglo


Pero la juventud no se resignaba. Es indudable que se dan en el hombre dos potencias ocultas que luchan hasta la muerte. Una de ellas, clarividente y fría, se agarra a la realidad, la calibra, la sopesa y juzga el pasado. La otra está sedienta de porvenir y se lanza hacia lo desconocido.
Cuando la pasión arrastra al hombre, la razón le sigue llorando y advirtiéndole del peligro; pero, en cuanto aquél se ha detenido ante la voz de la razón, en cuanto se dice:
"Es cierto, soy un loco, ¿dónde iba?",
la pasión le grita: "¿Y yo, voy entonces a morir?.
Alfred de Musset (Francia, 1810-1857)

No hay comentarios.: